En una Comunidad Parroquial se desarrollan, durante el año, un sin número de actividades, destacando siempre las que se viven en los tiempos fuertes y en las fiestas patronales.
La Comunidad se prepara para la celebración del nacimiento del Salvador. En los cuatro domingos se medita en la Palabra sobre la llegada inminente de Cristo Salvador. Se llevan a cabo en los diferentes sectores las tradicionales posaditas que culminan con la posada comunitaria.
La Comunidad inicia su itinerario hacia la celebración central de la vida Cristiana “la Pascua del Señor”. Con el signo de la ceniza (que nos hace reconocer que somos nada ante Dios, y que nos recuerda que hemos venido del polvo y a él regresaremos) caminamos durante cuarenta días en el desierto del sacrificio, penitencia y oración para encontrarnos con el Señor Resucitado. La liturgia de la Palabra nos indicará que camino hemos de andar.
La Comunidad vive la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, celebrando vivamente los misterios centrales de la fe. Jueves de la Cena del Señor, Viernes del camino hacia la Cruz, Sábado del Silencio, y Domingo de Resurrección.
La Comunidad celebra la alegría de la Vida Plena en Jesucristo, su Victoria es la nuestra, su Triunfo sobre la muerte nos reconcilia de nuevo con el Padre. Cincuenta días cantamos el Aleluya de la Salvación, pasando por diversas celebraciones hasta llegar a la gran Solemnidad de Pentecostés con la cual se cierra este ciclo litúrgico.
La Comunidad se reúne en torno a su Santa Patrona (Ntra. Sra. de la Asunción) para celebrarle y pedir su maternal intercesión ante las necesidades comunitarias, familiares y personales. La Virgen Peregrina visita cada uno de los sectores celebrando allí la Santa Misa y cantando la grandeza del Señor. A la par, durante quince días, se lleva a cabo un programa cultural en honor a la Santa Patrona, que culmina con la Solemne celebración del día 15 de Agosto y con el momento fraterno y alegre de la Kermesse.